Título original: Los cachorros"La primavera besaba
Autor: Mario Vargas Llosa
ISBN: 978-9942-05-273-5
Número de páginas: 181 (contando el relato "Los jefes")
Idioma original: Español
Editorial: Alfaguara
Cuando escribió Los cachorros (1967), el escritor ya era dueño de todas sus facultades narrativas, por lo que es un muestrario de la diversidad de las pasiones personales y colectivas, Tal y como afirma Vargas Llosa, "de todas las obras que he escrito, es la que ha tenido interpretaciones más diversas"
A través de adolescentes protagonistas, Vargas Llosa reflexiona sobre la tiranía y la violencia que marcan una sociedad y frustran las expectativas de sus habitantes
suavemente la arboleda
el verde nuevo brotaba
como una verde humareda..."
Así es como comienza el célebre poema del español Antonio Machado; "La primavera besaba" el cual es un precioso tributo a la preciosa estación del año que iniciamos aquí en el hemisferio norte, y es que desde que aprendí el poema, no dejo de recitarlo en cada equinoccio. Y aunque esto nada (o poco) tiene que ver, simplemente no podía dejarlo pasar, je.
Y ahora sí, a lo que venimos; ya he contado en más de una ocasión del enorme compromiso que tiene mi instituto con la lectura, al ser cambio de semestre, la lista también se alteró: nuevas lecturas recomendadas. Y pues sí, en esta ocasión me decanté por lo latinoamericano y seleccioné "Los cachorros" del peruano premio Nobel de literatura del 2010.
Siempre he pensado que la literatura latinoamericana tiene su propio sello, una marca indeleble y totalmente notoria, Vargas Llosa también posee esa marca propia de este tipo de escritores, siendo él uno de los mayores exponentes del boom latinoamericano. Nos hallamos ante lo que es más bien en relato corto, el cual no excede más de las 100 páginas. A pesar de no ser algo denso, entre sus páginas encierra la historia de un grupo de amigos peruanos, ellos residentes de Lima, capital de Perú. A este quinteto lo conocemos cuando son unos niños estudiantes de un exclusivo colegio religioso, sitio al cual llega nuestro protagonista: Cuéllar.
«Cerraba los ojos y, tal como le había aconsejado su papá, no te dejes muchacho, se lanzaba, rómpeles la jeta, y los desafiaba, les pisas el pie y bandangán, y se trompeaba, un sopapo, un cabezazo, un patadón donde fuera, en la fila o en la cancha, lo mandas al suelo y se acabó, en la clase, en la capilla, no te fregarán más.»